jueves, 29 de julio de 2010

En busca de días mejores.

Hace unos días, como todos en el país, me enteré de los grupos de sicarios que salín de la cárcel 2 en Gómez Palacios, Durango. Los sicarios partían en dirección a Torreón Coahuila, cuidad vecina en la que cometían asesinatos prácticamente de manera aleatoria. Los criminales, como todos sabrán, contaban con el apoyo de los elementos de seguridad de la prisión; no solamente proporcionaban armas, sino que también brindaban protección, dentro y fuera de la cárcel.

Lo más grave de este suceso que ha escandalizado al país, no es el hecho como tal, sino lo que subyace. Recordemos cómo se dieron a conocer estos hechos. Alarmantemente, no fueron las fuerzas de la autoridad pública quienes denunciaron estos hechos, fueron el cartel de Los Zetas, otra organización criminal que no buscaba un bien común, sino pretende únicamente desbancar a la competencia. Por el contrario, la autoridad se vio inmiscuida en estos penosos actos.

El narco llegó a atrapar al mismo narco. Esto me lleva a una idea que no es nada novedosa pero sí trágica: el Estado ha sido superado en cada aspecto. Ni si quiera puede lograr ejecutar sus más básica prerrogativa: monopolizar el uso de la fuerza legítima para garantizar la seguridad de sus habitantes y ser garante efectivo de un marco legal. Ante la incapacidad del Estado de ejecutar las más básicas de sus tareas, ha provocado que otras entidades tomen el vacío que ha dejado. Este fenómeno no es nuevo, se ha visto en otras ocasiones que el narco ha construido hospitales o escuelas, pero nada al grado que en esta ocasión hemos visto.

Para mal de nuestro país, el único ente con la suficiente infraestructura y capacidad de gobernar, es el narcotráfico; y es que el narco no pretende gobernar, pero aprovecha la incapacidad estatal de abarcar otras esferas en las cuales jamás pensó desenvolverse. El Estado ya no gobierna, ahora es el narco; el gobierno funge ahora como cara frontal operante de los intereses del narcotráfico. Todas las demás esferas de poder se aglomeran en torno al narcotráfico ayudándolo a afianzarse.

Lo anterior nos lleva a la segunda idea en la que hay que reflexionar y es en la condición de agente socializador de la violencia y el crimen. Básicamente, sí se pretende crecer en este ambiente se tiene que desarrollar bajo la estructura del narcotráfico, volviendo al narcotráfico un aglutinante de la vida social en el norte del país. Esto no es más que la exacerbación de la corrupción y de la violencia; la violencia se ha conformado como elemento social de la vida cotidiana. Es decir, somos testigos de la normalización del crimen; este último ya dejó de ser de una anomalía a una característica imperante de la vida social en nuestro país.

Debemos considerar que una generación completa ha vivido siempre bajo la sombra de la violencia, no se concibe otro ambiente bajo el cual se pueda vivir. A tal grado llega la normalización de este terrible fenómeno, que la generación mencionada, han constituido al crimen y a la violencia, como elementos conformadores de su identidad. Ahora, los niños sueñan con ser narcos y no policías.

La función que otros agentes socializadores como la afiliación política, la religión o inclusive el arraigo a lugar de nacimiento; ha sido tomada por el crimen organizado.

La estructura del narco tráfico cumple con todos los requisitos de un agente socializador: reproduce una ideología, cuenta con valores específicos, existen mitos, códigos para la comunicación y brinda un sentimiento de pertenencia en lugares desolados donde la única alternativa que tienen los individuo es ser víctimas o victimarios.

Los mayores son quienes recuerdan con añoranza mejores días, en los cuales se podía vivir tranquilamente sin tener miedo a balas perdidas o sonidos de guerra en su vecindario. Y es que los más grandes son quienes deciden aguantar la guerra fallida nacional. Han pasado todas sus vidas en Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua y otros estados norteños. El paisaje del norte del país ha sido testigo de todas sus lágrimas y risas; y es que después de tantos años, no tiene caso alguno abandonar su tierra querida y escapar a lugares ajenos.

Y es que el éxodo desesperado que se ha dado en los últimos meses, en los que mexicanos abandonan sus vidas enteras por tierras prometidas al norte de la frontera; tiene sentido si se tiene algo porque luchar, algo vivo que mantener. Son las familias quienes pretenden proteger a sus miembros los que abandonan sus lugares de origen; mismos que se vuelven pueblos fantasmas que lo único que albergan son los ecos de las de las balas y el llanto de las madres.

Los mayores no tratan de huir, ya que alguien escapa porque tiene la esperanza en días mejores; los mayores ya la han perdido, saben que sus días mejores ya han pasado y con la nostalgia de algún lejano recuerdo enclavado en lo que son ahora pueblos fantasmas; con esa misma nostalgia, deciden aferrarse a los lugares que conocen. Donde pueden regresar a esos días mejores que tanto nos hacen falta.

viernes, 16 de julio de 2010

Al Norte de la Ciudad

Por mi casa deambulan una serie de personajes bastante surrealistas. La Muñeca, el Maromas y el Auxilio Vial son algunos de ellos...

La Muñeca es una mujer de edad avanzada que recorre las calles en un vestido de boda, que al paso del tiempo se ha vuelto marrón. Sólo la he visto pasar o sentada en una banca, comiendo cualquier cosa que le regalan los dueños de los locales de comida que hay alrededor. Dicen que va preguntando por su hija. Nunca me ha hablado, pero si la he visto con una muñeca en los brazos.

El Maromas es un vagabundo que parece tener la edad del vecindario. Buscando siempre algo que comer en la podredumbre. Arrastrándose. Si se le grita "maroma, maroma" el vagabundo se aventará al suelo y hará una pirueta. Siempre arrastrando sus zarapes y basura.

El hombre del Auxilio Vial, se viste de manera estrafalaria, parece una fotografía ambulante de los años 70's. Se rumora que es zoofílico. Conduce un vocho muy viejo. Siempre en la ventana del auto lleva un letrero que dice "Auxilio Vial" Si te ve con algún desperfecto automotriz, te obligará a ser ayudado, aunque no tenga ni idea de mecánica o si quiera, un poco de sentido común

Finalmente.les comentare sobre una señora que vive en su automóvil. La leyenda por estos lados, dice que por miedo a los terremotos. Según se dice, su casa se derrumbo en el 85. Ella quedó marcada de por vida. Siempre estacionada a una calle de la mía. El auto al tope. Ahora que lo pienso, ya no la he visto. Se habrá mudado, supongo y espero...

Luego seguiré hablando de los personajes, las historias y leyendas que han quedado cicatrizadas en el asfalto y tabique. Para muchos de ustedes serán cosas de rarezas y mitos, en lugares de fantasía; pero no....todo eso pasa al Norte de la Ciudad.

lunes, 12 de julio de 2010

Seremos aire

Todos hemos querido ser aire
Muchos lo hemos soñado
Pocos habremos de intentarlo

Quiero ser aire....

domingo, 11 de julio de 2010

Así se me van los días

Yo soy ratontero, carroñero y rinconero. Me escondo donde pueda y donde quepa. Prefiero evitar la luz del sol, con la cruda, molesta a los ojos. Tomo alcohol barato y me acuesto con mujeres caras. Prefiero al malviviente que al respetable ejecutivo. Mis cigarros huelen a rancio, duermo en una paca de nada y sueño en tener siempre algo con que escribir.

Soy tramposo y marrullero. Soy güevon, vicioso y vago. Jamás quise llegar a ser alto funcionario y trabajo de lo que salga. Me revuelco cuando debería presumir, pero estar en las alturas me marea; prefiero aquí abajo, pegadito del suelo y amarro a las piedras; aquí platico con mis amigos rastreros y poco levantados.

Voy para profesor porque es el último lugar para un vago sin oficio ni beneficio. Me duermo en la mañana y despierto al anochecer, y sí por mí fuera, sólo levantaría el vaso para beber.

Soy clasemediero abnegado, ni del barrio ni de la mansión; por eso me siento cómodo en los medios, en el justo medio, como por ahí dijeran. Soy lo que soy y chingo a mi madre si no…

Lo mismo voy pie, en nave que en metro. Queriendo ser hipster pero vivir sin pedos de baro. Puritita hipocrecia clasemediera. Pero eso sí, el bluf y la pretensión me dan güeva. A los intelectuales de banqueta condechis mé los trago con una chela, mientras que a las linditas, como bautizó alguna vez una bruja; prefiero cenármelas. No soy de gustos esplendidos ni selectos. Piso parejo.

Eso sí, me cuido que no me vean en lugares de alcurnia ni muy finos, luego la gente anda diciendo que uno es decente, productivo y joven ejecutivito. Tanto me ha costado mi reputación de malviviente. Además, soy muy gañan para los lugares finos.
Me da güeva todo menos lo que me gusta y si por mi fuera no trabajaría, y cómo mis palabras no venden, de algún lugar hay que sacar para el alcohol barato, los cigarros rancios y las mujeres que te venden te quieros.

Y cual humo de cigarros en una cantina obscura, de aire viciado, estando en el centro de la ciudad….así se me van los días.

jueves, 17 de junio de 2010

¿Si de verdad no es para mí?

…¿Si de verdad no es para mí?

Si su ausencia, su lejanía y tristeza son señales que me indican que no está en mi destino,
Lo que sea que signifique ese ente raro llamado destino.
Pueda ser que deba comprender que no el Azar me quiere decir algo,
Al fin y al cabo es la única justica universal.

Puede que la ausencia sea el significado de nuestra relación.
Tal vez y sólo tal vez, pueda ser que esta vez haya comprendido bien.
Creo que existe la posibilidad que la dirección de todo esto era la soledad.

Si pudiera hacer alguna pregunta a cualquier dios, vivo o muerto;
Sería que me explicara el significado de todo esto.
Puede ser que esto haya sido para prender la mecha del motor de la conciencia
No lo sé y al parecer no sabré nada.

Yo solo sé, que no podré descansar hasta que dilucide algo de esto
No tiene fin, no tiene sentido y tiene un sabor dudoso.
He tomado decisiones de las que no me arrepiento,
Pero ahora estoy perdido.
No encuentro el camino.
Y ninguna luz de ningún saber me puede ayudar.

Mi vieja amiga en forma de sombra me acompaña
Y me da la bienvenida de nuevo.
Con su tierno beso, me dice que me ha extrañado
Creo que por fin me he dado cuenta,
Después de haberme dado una vuelta por la luz,
Que mi lugar favorito y que me corresponde
Es la sombra de la soledad

La única luz que penetra que en la obscuridad
Es la de la ventana en forma de libro que deja entrever
Algunos mundos extraños y distantes.
Creo que ahí me puedo refugiar.

lunes, 10 de mayo de 2010

La Concepción

Iba corriendo lo más rápido que le permitían sus piernas. Sus músculos no tardarían en incendiarse y sus huesos pronto se volverían polvo, después de unos segundos sólo quedaría una masa de piel y sangre; pero esta vez la sangre no daría vida. La cuesta arriba y el empedrado de las calles no hacía la tarea nada fácil. A espaldas y cuesta abajo se veía la plaza de La Concepción, alguna vez reconocida como el centro de Coyoacán, pero eso había sido hace mucho tiempo, el paisaje había cambiado: la plaza de La Concepción ahora se encontraba hundida en el corazón de un pequeño valle y bardeada, más arriba yacían los restos de los viveros. La única luz de tranquilidad y esperanza se encontraba al interior de las paredes de La Concepción; a las afueras de sus murallas se levantaban escombros y gran parte de la decadencia de lo que alguna vez fue la parte sur de la Ciudad de México. Pobres, enfermos, deformes, locos y muertos eran quienes habitaban la zona externa de La Concepción; de día los olvidados de la ciudad se escondían, sin embargo, una vez que los rayos del Sol se despedían de la tierra, los quejidos, sollozos y lamentos de quienes tal vez estarían mejor muertos, inundaban la noche.

Corriendo sentía el temor y frió en carne propia. La puerta de La Concepción ya había cerrado y la luna se levantaba en el cielo. Quejidos sin forma saliendo de las ruinas de edificios lo llamaban. El sólo cerraba los ojos y hacía caso omiso de los llamados. En ocasiones tropezaba con alguno de ellos. El olor a podredumbre, inmundicia, decadencia y mierda llenaba el aire. Los pocos olvidados que todavía podían comprender algo del mundo y de la realidad traban de venderlo basura, ellos eran quienes se acercaban más a él.

Mentando madres, en lágrimas, sudor y miedo se preguntó que carajos hacía ahí. Sufriendo penurias que de ninguna forma debió pasar. Fue cuando recordó. Había ido a buscarla, a quien le había jurado acompañarlo siempre. Ella había llegado a La Concepción después de haber abandonado un páramo desolado al oriente de la ciudad. Después de varias circunstancias desafortunadas y estúpidas, a él le pareció buena idea verla y hablar con ella para encontrar de nuevo el rumbo que había perdido. Pues fue con esa idea bajo el brazo que llegó a La Concepción. Con la luz del día los al rededores no se veían tan grotescos ni terroríficos; de hecho se veían agradables, muy tranquilos y verdes, daban ánimos de caminar por esas partes. La Concepción era muy pueblo bastante animado, muy concurrido, en el cual se podía comprar y vender cualquier cosa. Como en sus viejos tiempos, el incienso perfumaba el ambiente y todos los lugares para comer se encontraban hasta el tope; no podían faltar los espectáculos callejeros y un murmullo que jamás se volvía molesto, más bien adquiría un tono de música ambiental, bastante agradable.

Días antes le había avisado que iría, por lo que ella ya lo estaba esperando. Trabajaba en una tienda ropa cerca del Mesón del Tunar. A un costado había un hostal, mismo que ella residía. La vio de inmediato y sintió el hormigueo en todo su cuerpo, aunque él mismo sabía que no sería igual. Se acerco con una sonrisa y con un beso en la mejilla la saludó. Se veía hermosa, brillaba y resplandecía con el Sol. Se tomó el día libre y fueron a comer a un pequeño lugar alejado del todo el barullo de las calles principales, en el trayecto ella le presentó varios amigos, muchos de ellos extranjeros trotamundos; lo único que pudo recuperar de esos encuentros efímeros con sus amigos fue una extraña mirada que varios portaban. No le dio mucha importancia. Una vez sentados comiendo tapas y echándose unas chelas, las horas pasaron. Gente iba y venía, el lugar se llenaba, se vaciaba y se volvía a llenar. Iban armando cigarro tras cigarro y los vasos con cerveza se iban vaciando; las tapas con diversos embutidos y quesos sabían a gloría, muy pocos lugares seguían ofreciendo tal variedad de alimentos y claro, por la escasez se comprendían los precios tan altos. No importaba, la ocasión la ameritaba. Después de tanto comer y beber les dio sueño, subieron a las instancias de arriba donde había sillones perfectos para una siesta de media tarde.

Cuando abrió los ojos se encontraba sólo. Frente a él había una mesa con dos tazas humeantes y dos cigarros preparados. No había nadie. Se levantó y se dirigió al baño, después de echarse agua en la cara bajó buscándola. Ahí estaba ella con un amigo. Los presentó, pidió un café para él y los tres subieron. Regresaron a la instancia donde había despertado, se preparó un cigarro y se percato que no tardaría mucho en anochecer. Ya debía irse, pero no la quería dejarla a solas con él; el amigo dejaba ver claramente que se sentía atraído por ella. –Pobre iluso, es mi ex novia, si a alguien le hará caso, obviamente será a mí. Yo tengo más importancia que tú-
Ella se levantó al baño dejándolos solos.

-¿De dónde la conoces?

-Es mi ex novia. Ya tiene un rato que cortamos, pero nos seguimos llevando bien.

-Creo que si me ha platicado de ti…

Cuando regresó había cierta animosidad en el aire que provenía del pretendiente. Al poco rato salió del cuarto y bajo por las escaleras. Ella quería disimular, pero no podía evitar ver las escaleras cada cinco minutos. Trató de disimular pero sólo lo hacía más obvio. Dejó que pasaran unos minutos y después bajó también. Su intento de esconder la preocupación y la intención de buscarlo se moría con la luz del día. Se quedó solo, mientras el humo de los cigarros y los cafés se unían en una nube que nublaba los ojos y los corazones de los presentes. Se asomó por la ventana, el atardecer desde esa ventana era un espectáculo bastante hermoso, la luz dorada y ocre bañaba todo lo que tocaba dejando una estela de serenidad; como sí todos los actos malos que uno hubiera hecho durante el día no importaba, la luz del atardecer se los llevaría y el Sol se levantaría con una nueva promesa de un mundo mejor. Siempre las tardes de verano lo ponían nostálgico, recordando una infancia perdida ya muy lejana. Toda la inocencia del mundo o al menos de esa ciudad, se la había llevado el agua, la tierra y la sangre: el mundo se encontraba vacía esperando la próxima gran esperanza o su destrucción total.

La luz había muerto y poco a poco como veladoras al pie de la estatua de un santo olvidado y que ya no quiere escuchar plegarias, se encendían luces desperdigadas por toda La Concepción. La luz había muerto y la noche había cubierto todo con su manto coronado por la gran Luna de plata. A lo lejos los gemidos de los desafortunados que todos habían olvidado o elegido darles la espalda. Las puertas de la muralla que rodeaba La Concepción se habían cerrado dejando a los moribundos y a todos los que se podía quejar en otro mundo, en otra realidad. Ahí los putrefactos no lo podían tocar. Al menos eso era lo que él creía…

Decidió esperarla, de cualquier forma ya no podía regresar, se tendría que quedar ahí esa noche y mañana partir. Comenzó a inspeccionar el lugar. Era una casona muy grande y antigua, la cual no sólo fungía como taberna, también buscaba ser una suerte de espacio cultural; aunque en situaciones como las que vivía el mundo no había mucho arte y cultura que mostrar. Había cuartos con salas, otros con camas, otros vacíos y otros que funcionaban como bodega; todos los cuartos amueblados contaban con estanterías llenos de libros, pinturas colgadas en todas las paredes a la menor provocación y cualquier objeto que pareciera algún tipo de obra de arte. El pasillo principal desembocaba al fondo en balcón, el cual tenía vista a un patio en la parte trasera de la casa, el cual funcionaba como huerto: frutas de todo tipo, vegetales, leguminosas e inclusive mariguana. Al tiempo que iba bajando por la escalinata en dirección al huerto, escucho unas voces en el cuarto más cercano.

-¿Qué hace él aquí?

-No sé, ella nos había contado que terminaron mal.

-Puede ser que haya venido a pedir perdón. Oye, ¿Crees que se quede aquí?

- Ella no lo va a correr y por ayudarle le puede ofrecer cama. La verdad, no es por ser culero, pero él ya se habrá dado cuenta que no tiene lugar aquí.

-Además ya habló con Rogelio y vio como se lleva con ella. Me imagino que ya se dio cuenta que ya hay algo entre ellos.

-Pues no lo sé, pero nadie está muy a gusto con él aquí. Lo notó desde la tarde

No le sorprendió en lo absoluto o eso fue lo que el mismo quiso creer. La verdad era que se sentía como un idiota al haber ido a La Concepción. Tomó sus cosas, bajo a toda prisa dejo un billete en la barra y se dirigió a la entrada. En el marco de la muerta los vio hablando, se despidió lo más rápido posible de ella y se fue corriendo. Ella se quedó mirando cómo se iba por la calle sin saber que pensar. Recorrió en varias direcciones La Concepción hasta encontrar una pequeña puerta de servicio que todavía no se había cerrado del todo; discutió con los hombres que resguardaban dicha salida y después de un soborno pagando su pobreza más no su moral, lo dejaron pasar.

-Si decides ir por ese camino y abandonar la muralla, tendrás suerte si mueres, ya que vivir siendo podredumbre como los que se levantan con la noche no es vida y es mejor morir.

Con todo y advertencia poética decidió correr lo más que su fuerza le permitiera. A las orillas de la muralla viven los olvidados que pueden pensar y tener conciencia de sí. Todos lo observaban. Una bruma muy espesa se levantaba en el aire, el olor era insoportable, tuvo que detenerse a vomitar en un rincón, siempre cuidando que nadie lo sorprendiera; echó a correr cuando escucho que se acercaban, no volteó pero escucho como algunos se abalanzaban para lamer del suelo lo que él había arrojado de su boca.

No se podía dar el lujo de descansar o si quiera pensar. A estas alturas lo único que existía era el hecho de correr. No cabía otro pensamiento en su mente. Debía correr para dejar la hermosa tarde perdida vivida hace unas horas, le revelación que indicaba que él ya no era el más importante en su vida y para escapar de la decadencia que se arrastraba a su alrededor.

Si no lograba salir corriendo pensaba en los horrendos escenarios que le esperaban. Podía ser asesinado, violado, comido u orinado por estos seres que alguna vez fueron hombres. Podía perderse entre las ruinas de la zona sur de la ciudad y también perder su cordura. Podría vivir de las migajas y de los seres más bajos que él, tratándose de aferrar a un algo que lo mantuviera vivo con algún cierto objetivo. El problema era que lo único que lo amarraba a esta realidad ya lo había perdido, dejándola en La Concepción. Era preferible perderse en este mundo de seres condenados que ser testigo absoluto de lo que pudo ser su vida con ella. Ya no recordaba como había sucedido todo pero de alguna manera parecía ser su culpa: a esa conclusión había llegado todas las penurias por las que estaba pasando había sido por propia culpa, ella lo abandono por sus errores, la muerte de sus amigos había sido por sus malas decisiones y el mundo enfermo lo había causado él. Su esperanza se extinguía en La Concepción, su penitencia era correr por alguno de los círculos de los infernos; aunque aún no descubría en cual se encontraba, era el círculo en donde se castigaban a los héroes falsos, a quienes se encomiendan el destino del mundo y fallan. Por eso debía correr y correr atravesando la obscuridad del corazón de la ciudad. No hay luz en el abismo.

No sabía en donde se encontraba, lo mismo veía arboles como edificios caídos. Estaba sólo. Los lamentos habían cesado, aunque tenía una sensación de persecución. Se tiro al suelo a llorar. A lo lejos columnas de fuego se prendían y apagaban, las reconoció de inmediato: eran las tuberías de gas natural rotas que se incendiaban con cualquier chispa. Por instinto se acerco a una de ellas. Cual niño asustado buscó alejarse de la obscuridad. Se acercó a una llama de unos dos metros que se encontraba bajo de un puente; reconoció el puente derrumbado como parte de Churubusco. Era agradable el calor y la luz que emitía la gran llama. Se sentó a llorar a un lado de la flama y se recargó en la pared. No sabía qué hacer. La advertencia que él mismo había dado era: “jamás pasar la noche sólo fuera de una muralla” Ahora él se encontraba en su pesadilla.

Abrió los ojos. Se había quedado dormido llorando en posición fetal sobre el suelo. La llama seguía. Deseo no haberse despertado. Los ruidos que lo habían levantado. Risas metálicas y agudas se escuchaban en diferentes direcciones. Balbuceos incoherentes se escuchaban en la obscuridad

Ven. Hambre. Observa. ¿Quieres jugar conmigo? Estoy sólo. Ven. ¿Quién está ahí? ¿Quién me lleva de paseo? Chale. Míralo. ¿Qué hace? Hambre. ¿Quién llora? Vamos a jugar. No me dejes sólo. Quédate conmigo.

La sangre helada no le permitía sentir el frio de la noche. De ver a la noche coronada por la Luna desde la muralla, ahora veía a los colmillos de la noche y recordaba porque los hombres le temíamos a la obscuridad. Su único pensamiento fue acercarse a la luz. La esperanza ilumina a los hombres y a él lo iluminaba en forma de fuego prometeico. Al sentir el calor en su piel se sintió más seguro. Frió y miedo acechaban su espalda. Algo se acercaba más y más en la noche. No quiso saber que era, su mirad se quedó clavada en el fuego. Ahí se perdió en los tonos rojos.

Unas lágrimas recorrieron sus mejillas y entre el fuego por fin vio a Victoria, ella lo llamaba desde un recuerdo guardado, no era Victoria de aquella tarde discutiendo con Rogelio; era Victoria de un pasado distante en un campo hermoso e interminable en un día de verano donde no había preocupación. El Sol brillaba desde lo más alto y tocaba todas las cosas de un gran campo verde donde nada malo podía suceder. Desde ese campo verde y dorado por los rayos del Sol su Victoria le hablaba.

-Allá voy Vicky

Saltó hacía el gran pastizal. Sintió el calor del Sol. La luz era tan brillante que lo dejo ciego. Sólo sentí el calor del día de verano. Los tonos dorados lo inundaban. Nunca sintió dolor. Se refugió un mundo dentro de él, en el cual siempre podía estar con Victoria.

-Por fin llegaste. Te extrañé demasiado.

-Sí, al fin estoy contigo. Nunca te dejaré.

Se fundieron en un gran beso. La imagen del pastizal y de los enamorados desapareció en la llama de dos metros. Su cuerpo se consumió de manera instantánea. La llama creció por un momento y regreso a su estado normal. No quedó nada que la obscuridad pudo haber devorado. Al fin encontraba paz en la luz. Al fin dejaba de tenerle miedo a la obscuridad. El fuego calentó la fría noche.

Una gran llamarada se pudo observar en La Concepción. Desde la habitación de Victoria, Rogelio desnudo, se levantó de la cama, se acercó a la ventana y prendio un cigarro.

-¿Ya viste mi amor? Un tubo de gas natural acaba de explotar. Fue uno de los grandes. Soltó una gran llamarada. Hasta acá se vio

-¿Por donde fue? ¿Fue acá cerca?

-No, yo calculo que fue más delante de los Viveros, seguro fue por Churubusco.

En ese justo momento, Victoria se preguntó por Israel, en donde habría pasado la noche y como se encontraba. Se le formó un nudo en la garganta. Quiso comentarlo con Rogelio, pero prefirió guardárselo para evitar otra pelea. Se volteo, dándole la espalda a la ventana y a Rogelio, y una lágrima que reflejo la luz del sol bajó por su mejilla.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Emergencia o ¿Cuánto vale una vida?

Los balazos digitalizados no dejaron escuchar los verdaderos. Tal vez no los quiso escuchar. Una vez que le dijeron: “Están asaltando a tu madre”, no pudo sentir otra cosa que no fuera miedo. Bajó corriendo a trompicones. La impresión de ver a tu madre tirada en el suelo, en medio de un enorme charco de sangre, es algo que nunca se olvida; aún hoy, cada que lo recuerda, un sudor frío le baña el cuerpo.

Cerró los ojos y cuando los abrió, había regresado a la calle en el corazón de uno de los tantos barrios bravos de la Ciudad de México. Acababa de estacionar el coche. Algo similar a una Caribe o a una Brasilia, se encontraba a un lado de su auto; el coche había sido modificado: faros de xenón, sonido que volvía polución a la música, rin ancho y el rugir de un auto deportivo que le quedaba grande al zapatito que se hacía pasar por coche. Los tres pasajeros del coche surrealista se habían bajado.

Se había ido por unos minutos, aunque le parecieron eternos. Regresó a ese jueves negro, en plenas vacaciones de verano, en las que habiendo acabado la preparatoria, estaba a la espera de iniciar la universidad. Recordó cuando subió a la ambulancia, él fue el escogido para acompañar a su madre, le tomaba la mano mientras escuchaba catatónico a su madre decir “Hijo, me voy a morir”. Todavía escucha la sirena a lo lejos con un eco funesto como si alguien le dijera: “No te olvides que aquí estoy, todavía no te has salvado”

Sus ojos reflejaban la luz roja de la sirena de la ambulancia, cuando se dio cuenta que tenía de nuevo el cañón de la pistola a la altura de la frente. Le quedaba un poco alto, él se encontraba en el asiento del conductor, mientras que el cabrón le apuntaba desde afuera. Se encontraba en una calle desconocida, siendo amenazada por un güey que nunca había visto en su vida.

-Órale no seas puto, bájate, te voy a dar en la madre.

-¿Qué me ves puto? Pinche fresita culero, aquí quedas.

-No te estoy viendo, no traigo pedo de nada…

Finalmente pasó, el sonido sordo, no hizo eco. Sintió tres punzadas casi insoportables en el cuerpo, como si algún animal venenoso lo hubiera mordido y no lo quisiera soltar. El olor a carne quemada le subía hasta las narices. Acostado entre los dos asientos delanteros del coche se dio cuenta que tenía muchos cortes en la cara: al explotar el cristal de la ventana, miles de pedazos de vidrio lo cortaron. La sangre era tibia.

Tan bien que había empezado el fin de semana. Sólo quería seguir la fiesta. Cerró los ojos y de nuevo escuchaba la sirena. Estaba llegando a Urgencias de Lomas Verdes y la señorita detrás del mostrador le decía que llenara la forma y esperara. Se llenó de ira y le mentó la madre a todos alrededor. -¿Qué no ven que a mi mamá le acaban de disparar?- Después lo entendió, sí, le acababan de disparar pero no peligraba su vida, a lo más perdería el brazo, pero no la vida; había gente adelante en la fila que posiblemente si la perdería, eso sí es una emergencia.

¿Cómo algo tan pequeño podía arrancar vidas enteras? ¿Cómo era posible que el metal frío e inerte, pudiera llevarse vidas? Le pareció un tanto poético. Lamentó no tener algo con que escribir. Pensó en escribir con su sangre, al fin y al cabo, lo que se escribe con sangre jamás se puede borrar. La sangre da vida y termina por llamar. Y su sangre salía del coche y se iba por la coladera, para unirse con la suciedad de esta ciudad, tal vez con la podredumbre ahí serían lavados todos sus errores. Sangre, lodo, agua, podredumbre, sudor, lágrimas, alcohol: eso era la ciudad y en eso se había convertido él. Justo como lo que le sucedía ahora, esperaba que eso si fuera una emergencia.

Los tres balazos que había recibido contaban como emergencia. Tal vez a él si lo habrían entendido de inmediato. Al menos eso esperaba. Aunque no lo entendía, ¿Por qué dispararle a alguien por el gusto? Lo único que había hecho mal era haber estado en el lugar y momento equivocados. Con su madre si lo podía entender más, era por dinero; la vida de una persona vale 40 mil pesos, ¿sube el valor si es madre? ¿La vida de un abuelo es más cara? ¿Cuánto vale la de un niño? ¿Va subiendo dependiendo cuanto amor recibas? ¿Cuánto valía su vida? Al parecer su vida solo valía algunas risas y diversión para algunas lacras.

Se cansó. Pensó que ya todo esto salía sobrando. No había razón de pensar en todo esto. Poco a poco fue liberando sus pensamientos al vacío. Poco a poco dejo caer cada una de sus lágrimas restantes. El aliento de vida se fue de su cuerpo. Todo se juntó en una nube, todo a lo que alguien, alguna vez pudo llamarle Juan, había desaparecido; ahora se evaporaba y subía hasta la oscuridad del universo para juntarse con el todo.

“Al menos no vi morir a mi madre” Pensó, mientras subía e iba dejando abajo su cuerpo, la pistola, la calle y al mundo.

jueves, 11 de marzo de 2010

Quiero, necesito, pero no puedo….

Quiero sudar un nombre.
Quiero soñar un cuerpo.
Quiero ver unos ojos en la oscuridad.
Quiero probar tu cuerpo en la necedad.

Necesito saber que estas ahí.
Extiendo tu mano al abismo.
Sin tu mano me pierdo.
Tengo miedo.

No me sueltes.
No me beses.
No me ames.
No me mates.

No hagas nada.

Estoy desnudo en el abismo,
en el corazón de la oscuridad.
Estoy perdido.
Siempre fiel.
Siempre muerto.

¿A dónde voy?
A mi cuna.
A mi tumba

lunes, 8 de marzo de 2010

Una nueva fe.

Hace mucho tiempo pensé en entrar al seminario, es decir, pensé en ser sacerdote. Para la gente que me conoce, le sonará bastante raro que yo haya considerado alguna vez en mi vida, volverme sacerdote. Aunque, si se toma en cuenta mi crianza y formación católica, siempre fui a colegios católicos; no suena tan extraño que explorara la opción del sacerdocio. Debido a ciertas dudas respecto a algunos dogmas de fe, reforzadas por mis lecturas en el momento sobre física cuántica y filosofía; jamás logré conciliar las dudas con las creencias, por lo que las ganas de volverme sacerdote se evaporaron.

Muchas dudas siguen libres en mi cabeza y junto con el bagaje que tengo; han transmutado mis ideas sobre un dios único y verdadero, por las de un estado de paz espiritual del cual todo es participe, más cercanas a las enseñanzas budistas que a la personificación de un dios todopoderoso. Aún así, pienso que mientras unos entienden a ese algo como un dios personificado, otros entendemos a lo divino como parte de nosotros y un estado de iluminación; habrá quienes lo comprendan como simple energía. De cualquier forma, creo que todos hablamos de los mismo interpretado de manera distinta.

El tiempo ya pasó y lo único que me queda sobre la inquietud de volverme sacerdote son las ganas de hacer estudios en teología y el enojo con respecto a padres pederastas. Este post hablará sobre estos segundos. Cabe mencionar que jamás fui víctima de ningún tipo de abuso, ni he conocido a nadie que lo fuera. Sin embargo, debido a las creencias que alguna vez tuve, me parece completamente despreciable lo que estas porquerías humanas hacen con niños que tienen su completa confianza. Pero considerando que está de moda hablar de abusos infantiles por parte de sacerdotes, debido a lo casos Maciel y de la arquidiócesis de Dublín; mi post se dirigirá a tratar de dilucidar, él porque esta práctica tan terrible se da tanto en el corazón de la Iglesia Católica.

Si lo pensamos bien resulta bastante lógico que en el corazón de la Iglesia Católica surjan sujetos que deprenden en la confianza de un niño, que a mi parecer es de las cosas más sagradas que puede haber en este mundo. Volviendo al punto, debo mencionar que estadísticamente, la mayoría de los sacerdotes que abusan de menores han sido ordenados en la adolescencia, de 13 a 16 años; hecho que resulta bastante significativo, ya que es cuando la identidad psicosexual se está conformando. El niño convirtiéndose en adolescente, conforma y reafirma su identidad con respecto a otro; en la mayoría de los casos un niño conforma su personalidad psicosexual con respecto a una niña y viceversa. Poco a poco se asumen roles sociales, los cuales junto con características biológicas determinadas van construyendo un genero, dando como resultado algo llamado hombre y mujer, condiciones que trascienden el sexo biológico.

Ahora bien, el individuo que entra en el seminario durante la adolescencia, durante la construcción de su yo, no tiene un referente a la mano con el cual delimitarse ni construirse. El niño entra a la preparación para el sacerdocio, solamente convive con seres similares a él. Jamás logra dilucidar lo que es la diferenciación de géneros ya que nunca la ha vivido. Más aún, si durante la construcción identitaria que surge en estos años, se suma que la figura femenina se le relaciona con la tentación, el pecado primigenio de la carne y en general con cualquier impulso sexual, el cual es claramente negativo; encontramos que los adolescentes no llevan a cabalidad una formación psicosexual sana.

No hablo de preferencias sexuales, ya que el individuo tuvo que experimentar esta relación con el otro para conocer o construir (dependiendo si ustedes creen que se nace o se desarrolla una preferencia sexual) su preferencia sexual. Es decir, tuvo que relacionarse con hombres y mujeres en algún nivel para saber cuál es su preferencia. Por el contrario, al sacerdote que se convierte en abusador de menores, jamás se le brinda dicha oportunidad de convivencia con respecto a otro género. El referente que todos tenemos al crecer es nulificado e inclusive satanizado.

Y dado que toda experiencia carnal, dígase sexo, es mala; las prácticas pederastas sólo son otra forma de pecado. Es decir, no hay diferencia cualitativa si se tiene sexo con una mujer que con un niño. En este sentido, se trivializa el abuso, se padece una ceguera moral con respecto al daño realizado; al fin y al cabo es otro pecado: es lo mismo el abuso a un niño que una mentira. Vemos, como lo único que se condena es la ruptura del mandamiento y las cantidades que se rompen, pero no hay diferencia en entre maneras de romperlo. Ambos pecados, mentir y abusar de niños, son lavables con una confesión.

Es así como llego a mi tesis central: los sacerdotes pederastas no son el problema, son el síntoma de una institución bajo preceptos caducos. Si el sacerdocio se completara con la experiencia de tener una familia y ser padre; seguramente el abuso a menores bajaría. Si a los sacerdotes se les brinda la oportunidad de relacionarse con el otro género, tendrían un desarrollo psicosexual sano. Hasta el siglo IV hubo papas casados y en ningún momento, en la Biblia se prohíbe expresamente el celibato a los sacerdotes. Si el argumento fuese que deben ser célibes para emular a Cristo la lógica falla. Jesús amaba a sus discípulos como un padre a sus hijos, en teoría como Dios ama a los hombres y como un sacerdote debe amar a sus feligreses. ¿Cómo pretende conocer el amor de un padre a un hijo, si nunca lo ha experimentado?
Podemos ir más allá todavía. La experiencia de construcción psicosexual de los sacerdotes puede ser completa, si en lugar de condenar a la mujer se incluye. Si la Iglesia deja de concebir a la mujer como fuente de mal y pecado, el desarrollo psicosexual de los sacerdotes sería más sano. Por otra parte, en la Biblia jamás es prohibida dicha práctica o ¿Acaso las mujeres no pueden emular a Cristo por su condición biológica? En dicho argumento hay una lógica patriarcal brutal, mostrando los preceptos antiguos de una institución que no ha tenido reformas desde su inicio y que ha preferido expulsar, así como perseguir a sus disidentes, en lugar de adoptar una actitud de amor y de inclusión que tanto pregonan. ¿Dónde está el tan mencionado: “si tu enemigo tiene hambre de comer pan, si tiene sed, dale de beber agua?

Y es así como podemos ver que los abusos a niños por parte de sacerdotes no es el problema, sino el síntoma de una institución caduca, cuyos preceptos llevan dos mil años de antigüedad y que ha buscado ignorar a la sociedad contemporánea. La Iglesia ha provocado estos problemas que se le vienen encima, la institución misma ha podido cambiar, pero ha decidido no hacerlo; todo en pro de mantener el poder que ha detentado dese hace dos mil años. El resultado, una Iglesia falsa que ha perdido credibilidad y que produce a sacerdotes pederastas que en otras condiciones serían individuos funcionales. La Iglesia ha llevado a las enseñanzas de Cristo por el camino equivocado, siendo Jesús el primer revolucionario de la historia, la Iglesia ha llevado a sus fieles por un camino de opresión, jerarquías e hipocresías. Quienes se atreven a cuestionar los preceptos de la Iglesia son castigados y calumniados.

Al parecer es muy tarde para quienes abandonamos la fe católica, en gran medida por las hipocresías de una iglesia construida en mentiras. Pero si tú te dices católico, mi querido lector, termina de matar a esa iglesia de palacios y monarcas, tan alejada del que tiene sed y del que tiene hambre. No creas en una Iglesia que sólo pervierte la palabra de Cristo y denuncia sus abusos, los cuales son escondidos; pero sí se pronuncian con respecto a la moralidad de todo y de todos. Además, que sin importar que su cara sea la de Marcial Maciel y sacerdotes pederastas en todo el mundo,la Iglesia puede castigar y condenar. Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra.

Construye una nueva relación con tu Dios. Una relación sin intermediarios, sin abuso y sin mentiras. Habla con tu Dios, no dejes que alguien más lo haga por ti; Cristo hablaba de manera directa con sus discípulos, su ministerio estaba en las calles y sobretodo, recuerda que el único momento en el que Cristo explotó de ira fue en un templo. Haz todo esto mí querido lector, si es que te llamas católico, rescata el mensaje de amor de tu Dios y espárcelo. Busca como creer en tu Dios; pero no creas en sacerdotes que abusan de la confianza de familias, que piensan que él es representante de Dios en la tierra. Mi querido lector, si tienes esperanza en tu fe, haz todo lo anterior; ya que yo, en algún momento tomé esa tarea como propia, pero ya no creo en tu Dios.

domingo, 7 de marzo de 2010

Vuela al País de Nunca Jamás

Wendy, vuela por el cielo.
Sólo que no me pidas que vuele contigo,
mis alas se cayeron hace tiempo.

Cuido tu vuelo desde el suelo.

Vuela cual gaviota en el mar,
sin importar que allá sea a donde salen a morir.

Vuela y abre tus alas,
aprovechando la brisa veraniega que se lleva tristezas
y recuerdos a un país sin nombre.

Vuela a donde sea que vayas.
Vuela sin importar la distancia
y el territorio recorrido.

Lava mis lágrimas y recuerdos.
Lava la nostalgia.

Mi dicha está contigo siempre que extiendas tus alas.

Lamento no poder acompañarte de la mano en tu vuelo,
me acerqué mucho al sol y mis alas cayeron.

Caí, me ahogué en el mar y
llegué a la orilla medio muerto.
La sombra de tu cuerpo proyectada en la arena en tu vuelo,
fue lo que me trajo de nuevo.

Vuela siempre y de noche,
escribe y grita cosas cuando nadie te vea.
Siempre recuerda que en la noche te atreves y sueñas más.
El cielo nocturno será tu refugio;
ahí nadie te alcanzará, ni siquiera yo.

Allá arriba, donde viven las cosas sagradas,
es en donde estarás más segura.
Sólo mis pensamientos y mi esperanza te podrán tocar.

Mi espalda duele, le hacen falta sus alas.

Alguna vez tuve la gloria de ver el mundo desde el cielo.
Pero esos días han pasado.
Ahora sólo queda el recuerdo de mi sombra en los campos
y de estar cerca de las estrellas.
Sólo trayendo esos recuerdos a mi mente es como puedo ser feliz.

Desde la tierra seré tu guía y mi aliento tu impulso.
Aunque llegará el momento en donde yo no podré estar.

Gracias Wendy
Con tu vuelo recuerdo lo que es el viento en el rostro.
Nunca dejes de volar ni de soñar.
En tus vuelos y en tus sueños, mi esperanza recobra sentido.
Gracias Wendy, con tu vuelo regreso a la vida.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Basta de Héroes

Durante el tiempo que llevo usando Twitter, me he dado cuenta de una figura muy particular. En el horizonte del timeline, una luz tenue pero constante se deja ver. Entrecierro los ojos para alcanzar a ver que es ese faro a la lejanía. Poco a poco lo distingo y advierto una silueta, la cual poco a poco va creciendo. Cual caballero cruzado o jinete solitario, va el periodista cabalgando para liberarnos de la tiranía de la opinión propia e indicarnos que pensar. Cual héroe mítico envuelto en fantasía y su historia narrada en leyendas, ya sea similar a Perseo montado en Pegaso o semejante al Cid Campeador; el periodista deja ver su figura que atraviesa diversos medios y dispersa la sombra de la duda, todo, en búsqueda de la verdad (cualquier cosa que esto signifique).

Más allá de venir a rescatar la figura del periodista o del líder de opinión, vengo a decirles que ya estoy cansado de esta figura y la hipocresía que últimamente me representa, particularmente en Twitter. Comienzo por decirles que ya estoy harto de los personajes que se representan a sí mismos como luchadores de la verdad. Estoy cansado del líder de opinión que se vanagloria; que se percibe como alejado de los mortales y glorifica su opinión como lectura más que experta, cuando en realidad esconde intereses particulares y la búsqueda de un cierto poder.

Ese periodista cercano a dios, alguna vez fue un joven con opiniones e ímpetu de escribir; puede que no tuviera agenda y creyera en alguna idea. Ahora años después, el joven escritor ha cambiado. Ahora es renombrado y su palabra es tomada como designio y mandato. Se regodean en la fama y se auto-designan líderes de opinión. Lo que piensan es lo único válido y atacan a quien osan desafiarlos. Solo reproducen el mito y los discursos que han asumido; para mí reproducen la dominación, sin importar cuál sea la bandera que enarbolan. Deberían buscar los hechos y venden su verdad. Que hipócritas si me preguntan.

Alguna vez fueron jóvenes, pero ahora, cuando los jóvenes los desafían se burlan de ellos llegando al grado de señalar complots. Como si dijeran que la única lectura correcta es la propia, si se disiente de esta, se es un necio estúpido o cómplice del enemigo. Al parecer es como entienden el mundo: buenos y malos, estás conmigo o en contra de mí. En todos los espectros políticos los hay, detentando opiniones diversas. Ningún tópico parece salvarse de la glorificación de estos adalides de la verdad. Como si hubiera una sola verdad….

Es por todo lo anterior que grito: ¡BASTA DE HÉROES, BASTA DE MITOS, BASTA DE SEGUIR BANDERAS AJENAS! ¿Por qué hemos de seguir algo que nos venden? ¿Por qué no hemos de crear algo propio? ¿Por qué sólo es válida la opinión de un tipo que la única ventaja que tiene sobre la mía es son los años?

Aclaro, la experiencia es necesaria y muchos de estos personajes gozan de una gran experiencia. Pero, ¿Acaso la opinión de un sujeto cualquiera, como la mía, no vale? ¿Por qué la interpretación del mundo de un personaje que escribe en ciertos medios, todos con intereses particulares; es más válida que la mía?

En el medio de Twitter, lo anterior se ve a leguas. Todos opinan como su gallo les indique. Sin importar quién sea el gurú en cuestión, la tendencia es elevarlo a condición de profeta y jamás desafiar su voz; quien se atreva a cuestionar la lectura del gran profeta es castigado. Lo peor es que esta dinámica no la incita el periodista, escritor o lo que sea, la conducta emana en automático de los seguidores del personaje. Y claro, mientras defiendes a capa y a espada a tú maestro, es deber imperativo atacar al que representa oposición de ideas. No hay términos medios, o estás conmigo o en contra mía.

Ahí es lo que veo más grave, que el tuitero seguidor no se cuestione desde donde viene tal idea o tal opinión. Claro, las ideas del periodista son guías pero sólo deben ayudar a la interpretación para crear una lectura propia. Misma función que debe realizar el maestro y el crítico. No sirve un maestro omnisapiente que además se sienta alejado de sus pupilos, como tampoco sirve un crítico que determine que es bueno o malo; todas estas figuras deben ayudar a construir una interpretación, no imponerla.

Además, con el tiempo un tuitero se volverá el nuevo Arreola, con lo q todo esto connota, el análisis dependerá si tienen o no los mismos intereses. No crean en nadie, no more heroes. La única diferencia entre un periodista reconocido y un tuitero joven es la edad, el dinero y los seguidores. Por eso es que creo que no se debe glorificar a nadie. No debe haber pedestales. Son personas falibles, con interpretaciones. La diferencia entre las opiniones de un tuitero joven y un periodista es de donde viene el dinero, si es q lo hay. Claro, lo digo por el lado del tuitero joven, quien no recibe dinero, el periodista sí. Sin embargo, ambos detentan intereses personales. Más desvergonzado aún, el periodista se hace autopromoción, en lugar de sólo dejar que su trabajo hable por sí sólo.

No me vengan que un periodista tiene la verdad absoluta. No lo suban a un pedestal. Sobre todo, piensen que se puede equivocar. Estos periodistas también son hombres, no son héroes o semidioses; son individuos como nosotros, sólo que en unos años más. Al fin y al cabo, empezaron como nosotros, con el ímpetu de escribir y siendo novatos a los ojos de otros. No debemos tomar ideas ajenas compradas como verdades absolutas. El deber del joven es el de tomar sus ideas y enfrentarlas con las de periodistas, expertos, maestros y críticos. Así deberá pulirse. Si de verdad está preparado, sus argumentos se sostendrán, de lo contrario y con un poco aprender. Pero sólo podrá hacer esto en cuanto rechace a las jerarquías, en cuanto comprenda que el periodista y experto, alguna vez fueron como él, y que él será ese líder de opinión. El futuro líder de opinión comprenderá que siempre se es un estudiante y que hay formas divergentes de ver el mundo, hay muchas verdades y muchas interpretaciones.

Por eso es que digo que ya basta de ídolos, de héroes y de mitos. Acabemos con las jerarquías y reconozcamos que todos aprendemos de todos. Y es ahora cuando recuerdo aquella frase tan sabia y pop que dice: Kill Your Idols

viernes, 19 de febrero de 2010

¿Qué hace a un buen escritor?

¿Qué hace a un buen escritor? ¿Qué se necesita para que la palabra escrita no se quede como un mero intento de literatura y se convierta en una expresión artística? ¿Se necesita leer miles de libros y a miles de autores? ¿Es acaso una habilidad con la que se nace e imposible de desarrollarla? ¿Es el puro oficio de escribir?

La sombra de la duda me aquejó cuando me di cuenta del gran oficio que tiene alguien a quien aprecio mucho; las letras le fluyen con gran facilidad, a mí no tanto. Pensaba que la persona en cuestión y yo nos encontrábamos al mismo nivel: mismas posibilidades de ser buenos escritores. Lo cierto es que la persona de quien escribo es mejor escritor que yo. Me di cuenta del largo camino que me falta recorrer. Pensé de inmediato que, si no podía darme cuenta de la diferencia entre los escritos de dicha persona y los míos ¿cómo era posible saber si iba por buen camino? ¿De verdad he nacido para ser escritor o sólo un bloguero amateur sin mayor habilidad? Comparado con dicha persona, me sentí como un farsante queriendo jugarle al bohemio. Un chamaco clase-mediero queriendo ser intelectual de banqueta. Una caricatura de sí mismo. Tal vez debía dejar de hacer el ridículo y dedicarme a algo más.

La verdad es que nunca he sabido distinguir a un buen o mal escritor, únicamente elijo que me gusta y que no; que escritor me ha abierto los ojos, referente a un aspecto desconocido del mundo, y quien sólo relata lo ya conocido. Es así como decido lo que leo. Y es lo que trato de hacer: revelar una parte del secreto que me sea conocido, es decir, revelarle a alguien mi mundo.

No es la primera vez que me estas preguntas me asaltan en la mente. Después de una breve reflexión, creo que siempre las he tenido. Hasta ahora he tenido el valor de expresarlas y sacarlas del envase del dialogo interno. Si no se expresaban, no eran reales; sin embargo, ahora mis dudas han probado ser más verdaderas que muchas otras cosas de mi entorno. Lo único que quedó en un momento dado fue la duda.

No sé si sea bueno o malo escribiendo. No sé si tenga habilidad o no. Sólo sé que me gusta y que siempre he necesitado escribir. En cuanto a habilidad y oficio se refiere, no sé si sea innato o pueda desarrollarlo. Claro, nunca han faltado las flores a mis textos, muchas veces por cariño del lector y otras, quiero creer, por valía de mi trabajo; pero siempre ha quedado la duda: ¿De verdad soy lo suficientemente bueno para ser un escritor? Hasta la fecha pretendo descubrirlo.

Mis queridos lectores, si ustedes, alguna vez han tenido dudas semejantes, podrán entender por lo que atravesé cuando estas ideas me vinieron a la mente. Tal vez debiera considerar saberme un mal vino y reconocerme como buen vinagre: dejar las ínfulas de escritor y aceptarme como crítico, claro, si es que hay cierta habilidad para el análisis literario en mí. De cualquier forma, no dejare de escribir.

He de decirlo de frente: le tenía miedo a estas dudas. Creía que si no tenía respuestas a estas interrogantes no tenía valor como escritor. Según a mi entender, todo buen escritor debía saber reconocer la calidad. Puede que tenga o no valor como escritor y puede que mis textos tengan o no calidad; mi lector se encargara de decidirlo. Ahora ha cambiado mi perspectiva, creo yo que el escritor no tiene las respuestas, él es solo el encargado de hacer las preguntas correctas; esperemos que alguien las pueda contestar. El trabajo del escritor es sólo bordear el secreto del mundo, delinearlo, ir perforándolo con las descripciones que él conoce. El escritor hace las preguntas que él espera que sean las acertadas. Alguien más, no sé quien, habrá de contestarlas. Si nadie las contesta, igual está bien. Mientras, yo seguiré escribiendo.

lunes, 15 de febrero de 2010

El Consumo del siglo XXI

La estructura del consumo siempre ha estado íntimamente ligada con los flujos del capital; por lo que para comprender los movimientos del consumo, se debe estudiar cabalmente la dinámica del capital actual. En este breve comentario, se busca plantear un panorama general sobre la situación del marcado actual y así comprender los flujos de capital, mercancía y de consumo.

De inicio, se debe comprender que la dinámica del flujo de capital en el siglo XXI, ha sido en marcado por la desterritorialización de las mercancías como del capital mismo. Si antes se comprendían a ambos mercados –el de mercancías y el de capital- como íntimamente relacionados y sujetos a una delimitación geográfica, el territorio de un estado nación; ahora trascienden fronteras. Materias primas son extraídas de ciertas regiones para llevarse a centros industriales, en los cuales son trabajados por mano de obra migrante. Lo anterior provoca que el consumo pueda apreciarse de manera uniforme al interior de una región en particular, es decir, las categorías aplicadas para el estudio del mercado en años anteriores resultan caducas. La territorialidad no es un obstáculo más para los flujos comerciales, por lo que ya no es tan recomendable estudiar los modelos de producción y consumo bajo modelos regionalizados. Considerando lo anterior, se llega a la conclusión que las categorías usadas para estudiar el mercado, deben estar basadas en la diferenciación de los tres aspectos de la producción que someramente se han mencionado líneas arriba.

Si no ya no resultan pertinentes los modelos de estudio diferenciados por modelos de producción relacionados con modelos nacionales, lo que se tendrá que tomar como referencia será la tendencia de estandarizar el consumo basado en el modelo de producción en serie occidental. La misma diferenciación de los tres momentos de producción mencionados arriba es, en sí mismos una línea de producción occidental; por lo que todo el consumo mundial se debe comprender a partir de una occidentalización del mercado. Ahora bien, si el mercado es una línea de producción separada por estaciones especializadas, el consumo lo será también. Actualmente, el consumidor solo espera usar el producto final, abrirlo y desecharlo. El espacio para que el consumidor se involucre en armar o arreglar un producto o servicio se está extinguiendo; esto abre espacios para el mercado de servicios técnicos super-especializados cuya única tarea es la de guiar al consumidor para explotar completamente el objeto adquirido, así como el arreglo de algún desperfecto, ambas tareas eran realizadas por el consumidor final anteriormente.

Se llega a la última condición del mercado, la cual hace referencia a la rapidez del consumo. Entre más bienes y servicios especializados se tengan, crece la base laboral de la sociedad; por lo que, para mantener dicha base, el mercado tiene que estar en un constante proceso de regeneración. El mercado y sus elementos –en este caso, la mano de obra- deben encontrarse dinámicos y siempre en movimiento, de lo contrario corre el riesgo de estancamiento y caer en sobreproducción. Lo anterior provoca un efecto de productos desechables. La sociedad actual es testigo de una cultura de úsese y tírese, ya no tiene sentido crear productos duraderos. El mercado demanda lo descartable.

La manera en que se puede pagar dicha afluencia descartable de bienes de consumo es sobreexplotando el dinero virtual, las instituciones crediticias y los mercados bursátiles. Los cuales, al ser meramente virtuales –no hay capital real detrás de estos- inflan el mercado del capital, pero es la ´nica forma de solventar la adquisición de bienes en un mercado tan dinámico. Si bien el déficit entre capital real y virtual ya ha explotado provocando la crisis actual, puede ser rescatado mediante el ahorro y microcréditos. Usando estas dos herramientas se puede continuar el consumo dinámico que los mercados actuales necesitan, sin dañar al consumidor.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Where did you sleep last night?

My girl, my girl, don’t lie to me.
Tell me where did you sleep last night?

In the pines,
Where the sun don’t ever shine
I would shiver the whole night trough…

…Y ella temblaba también, toda la noche no dejó de temblar. La veía en la cama impávida y sin moverse. La noche callaba al tiempo que el frío calaba los huesos. Se encontraba desnudo al pie de la cama contemplando el cuadro, el cual le pareció bastante triste. La luz mortecina inundaba la estancia. Todo estaba inerte, como si todo estuviera muerto. Creo que los dos estamos muertos.

Fue entonces que se volvió a pregunta r por qué una chava tan guapa como ella debía recurrir a prostituirse vía periódico. No le hacía ruido el hecho de que fuera puta, sino que fuera puta de periódico. Claro, si entre los perros hay razas, también las hay entre las putas. Una puta de periódico no está al nivel de una scort, que es una puta fina. La chava que se encontraba tendida en la cama desnuda podría ser puta fina sin ningún problema; sin embargo, había elegido rebajarse al periódico con aquellas complacientes colegiales que están dispuestas a todo y a todos.

Primero puse mi anuncio como un juego, era algo que se me ocurrió y me pareció bastante divertido. Aunque la idea de que un extraño que nunca había visto en mi vida me cogiera y le excitara, me prendía muchísimo. Cuando recibí mi primera llamada me puse nerviosa, pero hubo algo que me dijo al oído “Velo en persona” Así que lo hice. De mis fantasías de putas se convirtió en negocio, pude pagarme la carrera que yo quisiera, comprarme ropa de diseñador y hasta un coche. Siempre he sido clasemediera, nunca he pasado hambre pero ahora me encontraba con que tenía lo que yo quisiera solo abriendo las piernas. Lo del periódico es porque no lo sé hace de otra manera, no sé cómo funcione con las caras. Un día voy a preguntar, pero igual me topo al papá de un amigo si me vuelvo cara. Siendo de periódico no hay pedo, puro pelusa y hasta hago un servicio social: se cagan cuando me ven; estoy más buena que la competencia.

Su explicación no lo había dejado del todo satisfecho, según él, lo del periódico no es algo que ella haría. Pero habían dejado de verse años. Le entristecía verla así. Su recuerdo lo llevo a esas tardes de verano entre las calles de Valle Dorado y Arboledas; esas calles se convirtieron en la de la Roma, pero las tardes y el verano eran el mismo. No se habían visto desde ese amor adolescente. Se abandonaron y el tiempo siguió. Hasta un día fatídico en un café medió mamón de Insurgentes. Fue en ese café donde retomaron el contacto. Pensó en retomar aquella idea inconclusa de los días de secundaria. Hasta que ella le dijo su verdadero trabajo. No le importó mucho, sólo le dolió que no pudiera estar con ella. Por más liberal y aunque seas gran crítico de la monogamia, no te va a gustar que tu vieja se coja con otros weyes por dinero. Seamos sinceros, esa chaqueta mental de mantenerla y sacarla de puta era una estupidez, ella sacaba más por una cogida que él en una semana de trabajo. Por lo que ni si quiera se detuvo en pensar en la posibilidad de que ella dejara su chamba y así estar juntos. Por lo pronto, hasta que acabara su carrera, el gusto debería ser platónico; claro, a menos que tuviera la tarifa exacta más hotel.

El problema empezó cuando él la introdujo al mundo tuitero. Él era un miembro respetable de la comunidad tuitera, bastantes seguidores, ya era bastante reconocido en el ambiente. Inclusive era citado e invitado a dar alguna platica de vez en cuando. Ella ni puta idea de lo que era Twitter. Él le fue explicando para que compartieran algo propio, un lugar para escapar de la sombra de la prostitución la cual evitaba que estuvieran juntos. Ese pequeño rincón del mundo donde nada los podía tocar, un pedazo de redención; no importaba que ese lugar fuera digital siempre lejano y nunca análogo cercano. Se tenía que conformar con lo que pudieran tener. Su pequeño lugar en la red.

Sin embargo, chamba es chamba y ella tenía que comer. Twitter fue una excelente herramienta para expandir su negocio. La inmediatez, la cercanía y la reciprocidad hacían de lo digital un mejor medio que el impreso. De pronto, ya daba shows por webcam, mandaba fotos a celular, hot chat y podía ser contactada por Twitter. Un gran secreto a voces en la tuitosfera.

En un principio quiso entenderlo como que el sexo con los Otros, no era importante, era sólo satisfacción carnal. Ella se lo había dicho: la fidelidad es relativa a mis sentimientos por ti, no al acto sexual en sí. Quiso creerlo, de verdad quería y necesitaba creerlo. Pero tristemente, todos tenemos un límite. Ella no estaba haciendo nada mal, ella brindaba un servicio más, sólo que a él no le gustaba su línea de trabajo. Por fin, él encontró su límite.

Su pequeño paraíso digital había sido manchado. El trabajo y la necesidad habían alcanzado su paraíso. Al principio lo pudo soportar, pero tuiteros y tuiteras contactaban a su chica para trabajitos diversos. La ira lo invadía. Se llenaba de celos cada vez que veía un reply para ella o leía en su timeline que ella tenía un mensaje directo. Él era un Otelo digital.

Suena increíble, pero durante todo este tiempo nunca incurrieron en actividad sexual alguna. Únicamente unos besos apasionados pero hasta ahí era el límite. Tal vez, era una forma de probar que los sentimientos por el otro trascendían la sexualidad y la condición física del amor. Además, si sales del trabajo y vas con tu novio, lo último que quieres hacer con tu novio es seguir chambeando con él; no está chido llevar la oficina a la casa.

Esta había sido la única vez en que había gastado su dinero en ella. Se arrepintió de no hacerlo antes. Ella se desmayó por unos instantes, mientras que él no supo de sí. Supo al fin porque era llamado la muerte chiquita. Había tocado el absoluto. Nunca había gozado más en su vida. Gracias a ella. Seguro había sido porque tenía mucha práctica.

Que afortunado he sido. Tengo su amor y su sexo es inimaginable. Lástima que tengo que hacer esto.

Una lágrima amarga y fría cayó de su ojo.

Ella todavía dormía. Sin moverse. Abrió la puerta del cuarto del motel. Bajó al coche. Abrió la puerta del copiloto, de la guantera sacó una escuadra calibre .22. Subió al cuarto. Tomó una almohada y la sujetó contra su cabeza. El disparó nunca se escucho. Ella nunca se despertó y nunca sintió nada. La cubrió con las cobijas, limpió todo, dejó unos billetes en el buró, de dio un último beso en la boca.

-Perdón por haberte hecho esto. No soportaba que Otros te tuvieran y yo no. De verdad discúlpame. Te amo Jessica. Adiós.

jueves, 21 de enero de 2010

La Petite Mort

Miles Davies suena a todo lo que da. El aniversario de una canción que no recuerdo cómo se llama. ¿Cómo se supone que deba recordar una canción que tiene más de cincuenta años, si ni recuerdo que acabo de hacer? Todo es difuso. El humo también se eleva. El sudor queda impregnado en el ambiente. Como dirían por ahí, todo huele a sexo. El vino se agota. No importa, todavía hay más abajo, la sed crece.

Ella callada, siempre está callada. No hay dialogo, creo que fallamos en reconocernos. Boris Vian me invade, espero que esto le haga descubrir a un alguien un algo de él, como el buen Boris decía. Quiero convertirme en perro, no llego a lobo; saldría corriendo a la calle. A ver si alguien me atropella.

Todo huele a sexo. Las colillas se van amontonando en el cenicero. Hay podredumbre en el cuarto. Una luz mortecina domina el cuadro, mientras que el zumbido de la instalación eléctrica acompaña a Miles. En este remolino de emociones, me pierdo. No sé cuál sea mi dirección, no sé a dónde voy.

He muerto pero no he muerto. He muerto pero he regresado. Por un instante me perdí. Por ella y gracias a ella. Instantes fugaces que se combinan entre la luz, los sonidos, el humo, los olores y el alcohol. Ahora la sed me invade, tomo un trago enorme de la botella; vino barato, no hay nada mejor.

Mientras ella duerme en la cama desvencijada esperando al amanecer, yo me contemplo en el espejo de enfrente: desnudo con un cigarro en la boca y la botella en la mano. ¿Y si la mato? ¿Y si me mato yo? Al menos haría algo nuevo, pero, ¿qué caso tiene matarme o matarla? Si todo aquí ya está muerto.

Al fin lo descubro…He muerto….No regresé….La decadencia a mi alrededor lo justifica. Esta podredumbre no es escenario, por el contrario, emana de mí. He muerto y me he llevado lo que está a mí alrededor….Inclusive a ella. La he asesinado en un arrebato de la carne. Nunca regresamos. El orgasmo fue la muerte. Pensé que habíamos regresado a estados anteriores, pero no fue así. Únicamente quedaron cuerpos vacios, sin el soplo de vida.

La muerte es la ausencia de vida y la vida es ausencia de placer. Sólo la vida es más llevadera con esas pequeñas muertes placenteras. El orgasmo es una de esos pequeños placeres. No esperamos el orgasmo sino el momento que viene después de este. Ese momento donde nos unimos con el todo y si somos todo, entonces no somos nada. Sólo existimos, no pensamos y todo fluye. El momento mágico de la no conciencia. No regresamos a nuestros cuerpos, nuestras almas quedaron en la verdad absoluta.

Esa muerte pequeña se ha vuelto eterna. Ahora debo cargar con la culpa de haberla sacado de este mundo. Aunque, puede que le haya hecho un favor. Haber aliviado la insoportable y duradera muerte que es vivir.

De nuevo me invádela sed. Me acabo la botella de vino. Puede que morir no sea tan malo. Al fin y al cabo me he liberado, ya nada importa. Me podré dedicar únicamente a escribir y existir en una no vida. Creo que esto es bueno, ahora de verdad me permitiré escribir como lo que soy, un muerto que camina.

domingo, 10 de enero de 2010

La Insoportable Levedad de estar Online.

Últimamente soy testigo mudo del tuiter. No tuiteo nada relevante, solo lo dejo abierto. Creo que no tengo nada interesante q tuitear.

Ahora que lo pienso cuando tuiteo mas es en la noche, a estas horas. Creo que es catártico estar tuiteando, aunque no haya nadie.

Y por lo visto tengo más cosas que decir cuando no hay nadie. Creo que es mejor así.
Alguien me dijo que las 4 de la mañana es la hora del escritor. Igual por eso tuiteo mas. Aunque todavía no llegue a ser escritor.

Y para acabarla de joder, no estoy ebrio. Como diría Bukowsky "un ebrio siempre tiene la sed por el alcohol". Hoy no la tuve.

Creo que más que el dialogo con los demás tuiteros uno tiene dialogo consigo mismo. Aunque la audiencia puede interactuar.

Me parece curioso que busquemos estar en contacto con los demás pero muchas veces pasa lo contrario. También pasa que solo nos evadimos.

De tanto estar conectado y perderse la experiencia social análoga. ¿Alguien se podría perder a sí mismo?...Me imagino que si.....

Relaciones sociales posmodernas: relacionarse por el simple hecho de relacionarse. No digo que sea bueno o malo, solo digo que existe.

miércoles, 6 de enero de 2010

No existo

No soy Real. Soy Virtual.

Aunque creo que tú tampoco eres del todo real. Si no naces seguro te hubieran diseñado, tu ser es demasiado perfecto y concienzudo para dejarse pasar. Eres Real para mí. No eres objeto, eres el sujeto que me conforma. Eres real.

No existo, más que en un espacio fuera del espacio, en un tiempo fuera del tiempo.

Estoy fuera de la esfera de tu mundo. Sólo contemplo, no actúo. Estoy tan dentro y afuera al mismo tiempo. Conozco tus secretos pero no puedo verte a los ojos.

Soy digital, jamás análogo. Nunca lo seré. Solo interactuare, pero nunca te podrá abrazar. Seré pero no seré. Así pasan mis días. El medio es muy frío, inocuo....Pero mis intenciones son cálidas. Jamás serán recompensadas. Lo sé, ahora lo sé.

No existo. Creo que jamás lo haré. Al menos no para ti. En el espacio virtual tu Yo y mi Yo se funden en un Nosotros. En lo Análogo somos más bien desconocidos recortados por la relación Sujeto-Objeto.

No existo y ahora lo comprendo. Nos recortamos en una coincidencia espacio-temporal, sólo será momentánea, nunca permanente. Si paso a tu lado nunca te darás cuenta, puede ser que yo tampoco. Nunca seré real para ti.

Creo que nunca existí, en ninguno de los dos mundos. Creo que por eso me llama el estudio del as cosas: soy contemplativo, nunca activo; soy mero espectador, nunca protagonista. Eterno amigo, nunca amante; al menos en tu escenario. Nunca existiré, nunca para ti.

Soy el que soy, la nada me circunda. Me delimita la nada, me fundo con el todo. Me pierdo en la Nada y me convierto en Nada. Los demás se delimitan conmigo, nunca me definen.

Termino siendo una fantasía, un sueño....Tal vez al mundo de los sueños tenga que partir, a ese lugar donde las cosas irreales existen y ahí están bien; al lugar donde las personas que son reales van a soñar. Creo que ahí estaré bien. Puede que ahí te encuentre y me vuelva real en tu sueño, cuando vayas a escapar de lo real, ahí estaré. Ahí existiré.

Cuando regreses a la vigilia no existiré, ni para ti, ni para nadie, ni para mí mismo.