miércoles, 24 de febrero de 2010

Basta de Héroes

Durante el tiempo que llevo usando Twitter, me he dado cuenta de una figura muy particular. En el horizonte del timeline, una luz tenue pero constante se deja ver. Entrecierro los ojos para alcanzar a ver que es ese faro a la lejanía. Poco a poco lo distingo y advierto una silueta, la cual poco a poco va creciendo. Cual caballero cruzado o jinete solitario, va el periodista cabalgando para liberarnos de la tiranía de la opinión propia e indicarnos que pensar. Cual héroe mítico envuelto en fantasía y su historia narrada en leyendas, ya sea similar a Perseo montado en Pegaso o semejante al Cid Campeador; el periodista deja ver su figura que atraviesa diversos medios y dispersa la sombra de la duda, todo, en búsqueda de la verdad (cualquier cosa que esto signifique).

Más allá de venir a rescatar la figura del periodista o del líder de opinión, vengo a decirles que ya estoy cansado de esta figura y la hipocresía que últimamente me representa, particularmente en Twitter. Comienzo por decirles que ya estoy harto de los personajes que se representan a sí mismos como luchadores de la verdad. Estoy cansado del líder de opinión que se vanagloria; que se percibe como alejado de los mortales y glorifica su opinión como lectura más que experta, cuando en realidad esconde intereses particulares y la búsqueda de un cierto poder.

Ese periodista cercano a dios, alguna vez fue un joven con opiniones e ímpetu de escribir; puede que no tuviera agenda y creyera en alguna idea. Ahora años después, el joven escritor ha cambiado. Ahora es renombrado y su palabra es tomada como designio y mandato. Se regodean en la fama y se auto-designan líderes de opinión. Lo que piensan es lo único válido y atacan a quien osan desafiarlos. Solo reproducen el mito y los discursos que han asumido; para mí reproducen la dominación, sin importar cuál sea la bandera que enarbolan. Deberían buscar los hechos y venden su verdad. Que hipócritas si me preguntan.

Alguna vez fueron jóvenes, pero ahora, cuando los jóvenes los desafían se burlan de ellos llegando al grado de señalar complots. Como si dijeran que la única lectura correcta es la propia, si se disiente de esta, se es un necio estúpido o cómplice del enemigo. Al parecer es como entienden el mundo: buenos y malos, estás conmigo o en contra de mí. En todos los espectros políticos los hay, detentando opiniones diversas. Ningún tópico parece salvarse de la glorificación de estos adalides de la verdad. Como si hubiera una sola verdad….

Es por todo lo anterior que grito: ¡BASTA DE HÉROES, BASTA DE MITOS, BASTA DE SEGUIR BANDERAS AJENAS! ¿Por qué hemos de seguir algo que nos venden? ¿Por qué no hemos de crear algo propio? ¿Por qué sólo es válida la opinión de un tipo que la única ventaja que tiene sobre la mía es son los años?

Aclaro, la experiencia es necesaria y muchos de estos personajes gozan de una gran experiencia. Pero, ¿Acaso la opinión de un sujeto cualquiera, como la mía, no vale? ¿Por qué la interpretación del mundo de un personaje que escribe en ciertos medios, todos con intereses particulares; es más válida que la mía?

En el medio de Twitter, lo anterior se ve a leguas. Todos opinan como su gallo les indique. Sin importar quién sea el gurú en cuestión, la tendencia es elevarlo a condición de profeta y jamás desafiar su voz; quien se atreva a cuestionar la lectura del gran profeta es castigado. Lo peor es que esta dinámica no la incita el periodista, escritor o lo que sea, la conducta emana en automático de los seguidores del personaje. Y claro, mientras defiendes a capa y a espada a tú maestro, es deber imperativo atacar al que representa oposición de ideas. No hay términos medios, o estás conmigo o en contra mía.

Ahí es lo que veo más grave, que el tuitero seguidor no se cuestione desde donde viene tal idea o tal opinión. Claro, las ideas del periodista son guías pero sólo deben ayudar a la interpretación para crear una lectura propia. Misma función que debe realizar el maestro y el crítico. No sirve un maestro omnisapiente que además se sienta alejado de sus pupilos, como tampoco sirve un crítico que determine que es bueno o malo; todas estas figuras deben ayudar a construir una interpretación, no imponerla.

Además, con el tiempo un tuitero se volverá el nuevo Arreola, con lo q todo esto connota, el análisis dependerá si tienen o no los mismos intereses. No crean en nadie, no more heroes. La única diferencia entre un periodista reconocido y un tuitero joven es la edad, el dinero y los seguidores. Por eso es que creo que no se debe glorificar a nadie. No debe haber pedestales. Son personas falibles, con interpretaciones. La diferencia entre las opiniones de un tuitero joven y un periodista es de donde viene el dinero, si es q lo hay. Claro, lo digo por el lado del tuitero joven, quien no recibe dinero, el periodista sí. Sin embargo, ambos detentan intereses personales. Más desvergonzado aún, el periodista se hace autopromoción, en lugar de sólo dejar que su trabajo hable por sí sólo.

No me vengan que un periodista tiene la verdad absoluta. No lo suban a un pedestal. Sobre todo, piensen que se puede equivocar. Estos periodistas también son hombres, no son héroes o semidioses; son individuos como nosotros, sólo que en unos años más. Al fin y al cabo, empezaron como nosotros, con el ímpetu de escribir y siendo novatos a los ojos de otros. No debemos tomar ideas ajenas compradas como verdades absolutas. El deber del joven es el de tomar sus ideas y enfrentarlas con las de periodistas, expertos, maestros y críticos. Así deberá pulirse. Si de verdad está preparado, sus argumentos se sostendrán, de lo contrario y con un poco aprender. Pero sólo podrá hacer esto en cuanto rechace a las jerarquías, en cuanto comprenda que el periodista y experto, alguna vez fueron como él, y que él será ese líder de opinión. El futuro líder de opinión comprenderá que siempre se es un estudiante y que hay formas divergentes de ver el mundo, hay muchas verdades y muchas interpretaciones.

Por eso es que digo que ya basta de ídolos, de héroes y de mitos. Acabemos con las jerarquías y reconozcamos que todos aprendemos de todos. Y es ahora cuando recuerdo aquella frase tan sabia y pop que dice: Kill Your Idols

viernes, 19 de febrero de 2010

¿Qué hace a un buen escritor?

¿Qué hace a un buen escritor? ¿Qué se necesita para que la palabra escrita no se quede como un mero intento de literatura y se convierta en una expresión artística? ¿Se necesita leer miles de libros y a miles de autores? ¿Es acaso una habilidad con la que se nace e imposible de desarrollarla? ¿Es el puro oficio de escribir?

La sombra de la duda me aquejó cuando me di cuenta del gran oficio que tiene alguien a quien aprecio mucho; las letras le fluyen con gran facilidad, a mí no tanto. Pensaba que la persona en cuestión y yo nos encontrábamos al mismo nivel: mismas posibilidades de ser buenos escritores. Lo cierto es que la persona de quien escribo es mejor escritor que yo. Me di cuenta del largo camino que me falta recorrer. Pensé de inmediato que, si no podía darme cuenta de la diferencia entre los escritos de dicha persona y los míos ¿cómo era posible saber si iba por buen camino? ¿De verdad he nacido para ser escritor o sólo un bloguero amateur sin mayor habilidad? Comparado con dicha persona, me sentí como un farsante queriendo jugarle al bohemio. Un chamaco clase-mediero queriendo ser intelectual de banqueta. Una caricatura de sí mismo. Tal vez debía dejar de hacer el ridículo y dedicarme a algo más.

La verdad es que nunca he sabido distinguir a un buen o mal escritor, únicamente elijo que me gusta y que no; que escritor me ha abierto los ojos, referente a un aspecto desconocido del mundo, y quien sólo relata lo ya conocido. Es así como decido lo que leo. Y es lo que trato de hacer: revelar una parte del secreto que me sea conocido, es decir, revelarle a alguien mi mundo.

No es la primera vez que me estas preguntas me asaltan en la mente. Después de una breve reflexión, creo que siempre las he tenido. Hasta ahora he tenido el valor de expresarlas y sacarlas del envase del dialogo interno. Si no se expresaban, no eran reales; sin embargo, ahora mis dudas han probado ser más verdaderas que muchas otras cosas de mi entorno. Lo único que quedó en un momento dado fue la duda.

No sé si sea bueno o malo escribiendo. No sé si tenga habilidad o no. Sólo sé que me gusta y que siempre he necesitado escribir. En cuanto a habilidad y oficio se refiere, no sé si sea innato o pueda desarrollarlo. Claro, nunca han faltado las flores a mis textos, muchas veces por cariño del lector y otras, quiero creer, por valía de mi trabajo; pero siempre ha quedado la duda: ¿De verdad soy lo suficientemente bueno para ser un escritor? Hasta la fecha pretendo descubrirlo.

Mis queridos lectores, si ustedes, alguna vez han tenido dudas semejantes, podrán entender por lo que atravesé cuando estas ideas me vinieron a la mente. Tal vez debiera considerar saberme un mal vino y reconocerme como buen vinagre: dejar las ínfulas de escritor y aceptarme como crítico, claro, si es que hay cierta habilidad para el análisis literario en mí. De cualquier forma, no dejare de escribir.

He de decirlo de frente: le tenía miedo a estas dudas. Creía que si no tenía respuestas a estas interrogantes no tenía valor como escritor. Según a mi entender, todo buen escritor debía saber reconocer la calidad. Puede que tenga o no valor como escritor y puede que mis textos tengan o no calidad; mi lector se encargara de decidirlo. Ahora ha cambiado mi perspectiva, creo yo que el escritor no tiene las respuestas, él es solo el encargado de hacer las preguntas correctas; esperemos que alguien las pueda contestar. El trabajo del escritor es sólo bordear el secreto del mundo, delinearlo, ir perforándolo con las descripciones que él conoce. El escritor hace las preguntas que él espera que sean las acertadas. Alguien más, no sé quien, habrá de contestarlas. Si nadie las contesta, igual está bien. Mientras, yo seguiré escribiendo.

lunes, 15 de febrero de 2010

El Consumo del siglo XXI

La estructura del consumo siempre ha estado íntimamente ligada con los flujos del capital; por lo que para comprender los movimientos del consumo, se debe estudiar cabalmente la dinámica del capital actual. En este breve comentario, se busca plantear un panorama general sobre la situación del marcado actual y así comprender los flujos de capital, mercancía y de consumo.

De inicio, se debe comprender que la dinámica del flujo de capital en el siglo XXI, ha sido en marcado por la desterritorialización de las mercancías como del capital mismo. Si antes se comprendían a ambos mercados –el de mercancías y el de capital- como íntimamente relacionados y sujetos a una delimitación geográfica, el territorio de un estado nación; ahora trascienden fronteras. Materias primas son extraídas de ciertas regiones para llevarse a centros industriales, en los cuales son trabajados por mano de obra migrante. Lo anterior provoca que el consumo pueda apreciarse de manera uniforme al interior de una región en particular, es decir, las categorías aplicadas para el estudio del mercado en años anteriores resultan caducas. La territorialidad no es un obstáculo más para los flujos comerciales, por lo que ya no es tan recomendable estudiar los modelos de producción y consumo bajo modelos regionalizados. Considerando lo anterior, se llega a la conclusión que las categorías usadas para estudiar el mercado, deben estar basadas en la diferenciación de los tres aspectos de la producción que someramente se han mencionado líneas arriba.

Si no ya no resultan pertinentes los modelos de estudio diferenciados por modelos de producción relacionados con modelos nacionales, lo que se tendrá que tomar como referencia será la tendencia de estandarizar el consumo basado en el modelo de producción en serie occidental. La misma diferenciación de los tres momentos de producción mencionados arriba es, en sí mismos una línea de producción occidental; por lo que todo el consumo mundial se debe comprender a partir de una occidentalización del mercado. Ahora bien, si el mercado es una línea de producción separada por estaciones especializadas, el consumo lo será también. Actualmente, el consumidor solo espera usar el producto final, abrirlo y desecharlo. El espacio para que el consumidor se involucre en armar o arreglar un producto o servicio se está extinguiendo; esto abre espacios para el mercado de servicios técnicos super-especializados cuya única tarea es la de guiar al consumidor para explotar completamente el objeto adquirido, así como el arreglo de algún desperfecto, ambas tareas eran realizadas por el consumidor final anteriormente.

Se llega a la última condición del mercado, la cual hace referencia a la rapidez del consumo. Entre más bienes y servicios especializados se tengan, crece la base laboral de la sociedad; por lo que, para mantener dicha base, el mercado tiene que estar en un constante proceso de regeneración. El mercado y sus elementos –en este caso, la mano de obra- deben encontrarse dinámicos y siempre en movimiento, de lo contrario corre el riesgo de estancamiento y caer en sobreproducción. Lo anterior provoca un efecto de productos desechables. La sociedad actual es testigo de una cultura de úsese y tírese, ya no tiene sentido crear productos duraderos. El mercado demanda lo descartable.

La manera en que se puede pagar dicha afluencia descartable de bienes de consumo es sobreexplotando el dinero virtual, las instituciones crediticias y los mercados bursátiles. Los cuales, al ser meramente virtuales –no hay capital real detrás de estos- inflan el mercado del capital, pero es la ´nica forma de solventar la adquisición de bienes en un mercado tan dinámico. Si bien el déficit entre capital real y virtual ya ha explotado provocando la crisis actual, puede ser rescatado mediante el ahorro y microcréditos. Usando estas dos herramientas se puede continuar el consumo dinámico que los mercados actuales necesitan, sin dañar al consumidor.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Where did you sleep last night?

My girl, my girl, don’t lie to me.
Tell me where did you sleep last night?

In the pines,
Where the sun don’t ever shine
I would shiver the whole night trough…

…Y ella temblaba también, toda la noche no dejó de temblar. La veía en la cama impávida y sin moverse. La noche callaba al tiempo que el frío calaba los huesos. Se encontraba desnudo al pie de la cama contemplando el cuadro, el cual le pareció bastante triste. La luz mortecina inundaba la estancia. Todo estaba inerte, como si todo estuviera muerto. Creo que los dos estamos muertos.

Fue entonces que se volvió a pregunta r por qué una chava tan guapa como ella debía recurrir a prostituirse vía periódico. No le hacía ruido el hecho de que fuera puta, sino que fuera puta de periódico. Claro, si entre los perros hay razas, también las hay entre las putas. Una puta de periódico no está al nivel de una scort, que es una puta fina. La chava que se encontraba tendida en la cama desnuda podría ser puta fina sin ningún problema; sin embargo, había elegido rebajarse al periódico con aquellas complacientes colegiales que están dispuestas a todo y a todos.

Primero puse mi anuncio como un juego, era algo que se me ocurrió y me pareció bastante divertido. Aunque la idea de que un extraño que nunca había visto en mi vida me cogiera y le excitara, me prendía muchísimo. Cuando recibí mi primera llamada me puse nerviosa, pero hubo algo que me dijo al oído “Velo en persona” Así que lo hice. De mis fantasías de putas se convirtió en negocio, pude pagarme la carrera que yo quisiera, comprarme ropa de diseñador y hasta un coche. Siempre he sido clasemediera, nunca he pasado hambre pero ahora me encontraba con que tenía lo que yo quisiera solo abriendo las piernas. Lo del periódico es porque no lo sé hace de otra manera, no sé cómo funcione con las caras. Un día voy a preguntar, pero igual me topo al papá de un amigo si me vuelvo cara. Siendo de periódico no hay pedo, puro pelusa y hasta hago un servicio social: se cagan cuando me ven; estoy más buena que la competencia.

Su explicación no lo había dejado del todo satisfecho, según él, lo del periódico no es algo que ella haría. Pero habían dejado de verse años. Le entristecía verla así. Su recuerdo lo llevo a esas tardes de verano entre las calles de Valle Dorado y Arboledas; esas calles se convirtieron en la de la Roma, pero las tardes y el verano eran el mismo. No se habían visto desde ese amor adolescente. Se abandonaron y el tiempo siguió. Hasta un día fatídico en un café medió mamón de Insurgentes. Fue en ese café donde retomaron el contacto. Pensó en retomar aquella idea inconclusa de los días de secundaria. Hasta que ella le dijo su verdadero trabajo. No le importó mucho, sólo le dolió que no pudiera estar con ella. Por más liberal y aunque seas gran crítico de la monogamia, no te va a gustar que tu vieja se coja con otros weyes por dinero. Seamos sinceros, esa chaqueta mental de mantenerla y sacarla de puta era una estupidez, ella sacaba más por una cogida que él en una semana de trabajo. Por lo que ni si quiera se detuvo en pensar en la posibilidad de que ella dejara su chamba y así estar juntos. Por lo pronto, hasta que acabara su carrera, el gusto debería ser platónico; claro, a menos que tuviera la tarifa exacta más hotel.

El problema empezó cuando él la introdujo al mundo tuitero. Él era un miembro respetable de la comunidad tuitera, bastantes seguidores, ya era bastante reconocido en el ambiente. Inclusive era citado e invitado a dar alguna platica de vez en cuando. Ella ni puta idea de lo que era Twitter. Él le fue explicando para que compartieran algo propio, un lugar para escapar de la sombra de la prostitución la cual evitaba que estuvieran juntos. Ese pequeño rincón del mundo donde nada los podía tocar, un pedazo de redención; no importaba que ese lugar fuera digital siempre lejano y nunca análogo cercano. Se tenía que conformar con lo que pudieran tener. Su pequeño lugar en la red.

Sin embargo, chamba es chamba y ella tenía que comer. Twitter fue una excelente herramienta para expandir su negocio. La inmediatez, la cercanía y la reciprocidad hacían de lo digital un mejor medio que el impreso. De pronto, ya daba shows por webcam, mandaba fotos a celular, hot chat y podía ser contactada por Twitter. Un gran secreto a voces en la tuitosfera.

En un principio quiso entenderlo como que el sexo con los Otros, no era importante, era sólo satisfacción carnal. Ella se lo había dicho: la fidelidad es relativa a mis sentimientos por ti, no al acto sexual en sí. Quiso creerlo, de verdad quería y necesitaba creerlo. Pero tristemente, todos tenemos un límite. Ella no estaba haciendo nada mal, ella brindaba un servicio más, sólo que a él no le gustaba su línea de trabajo. Por fin, él encontró su límite.

Su pequeño paraíso digital había sido manchado. El trabajo y la necesidad habían alcanzado su paraíso. Al principio lo pudo soportar, pero tuiteros y tuiteras contactaban a su chica para trabajitos diversos. La ira lo invadía. Se llenaba de celos cada vez que veía un reply para ella o leía en su timeline que ella tenía un mensaje directo. Él era un Otelo digital.

Suena increíble, pero durante todo este tiempo nunca incurrieron en actividad sexual alguna. Únicamente unos besos apasionados pero hasta ahí era el límite. Tal vez, era una forma de probar que los sentimientos por el otro trascendían la sexualidad y la condición física del amor. Además, si sales del trabajo y vas con tu novio, lo último que quieres hacer con tu novio es seguir chambeando con él; no está chido llevar la oficina a la casa.

Esta había sido la única vez en que había gastado su dinero en ella. Se arrepintió de no hacerlo antes. Ella se desmayó por unos instantes, mientras que él no supo de sí. Supo al fin porque era llamado la muerte chiquita. Había tocado el absoluto. Nunca había gozado más en su vida. Gracias a ella. Seguro había sido porque tenía mucha práctica.

Que afortunado he sido. Tengo su amor y su sexo es inimaginable. Lástima que tengo que hacer esto.

Una lágrima amarga y fría cayó de su ojo.

Ella todavía dormía. Sin moverse. Abrió la puerta del cuarto del motel. Bajó al coche. Abrió la puerta del copiloto, de la guantera sacó una escuadra calibre .22. Subió al cuarto. Tomó una almohada y la sujetó contra su cabeza. El disparó nunca se escucho. Ella nunca se despertó y nunca sintió nada. La cubrió con las cobijas, limpió todo, dejó unos billetes en el buró, de dio un último beso en la boca.

-Perdón por haberte hecho esto. No soportaba que Otros te tuvieran y yo no. De verdad discúlpame. Te amo Jessica. Adiós.